En los meses de febrero y marzo, el telescopio SOFIA sobrevolará los cielos europeos para la realización de diversos estudios.
Tras completar el mantenimiento programado en las instalaciones de Lufthansa Technik en Hamburgo, el avión de cooperación de la NASA y el Centro Espacial Alemán (DLR) está listo para volar de nuevo. Lo hará desde el aeropuerto de Colonia, Alemania, y llevará a cabo estudios en colaboración con el Instituto Max Planck de Radioastronomía de Bonn, entre otros.
Aunque lo habitual es encontrar a SOFIA volando por la costa oeste de los Estados Unidos desde el aeropuerto de Palmdale (KPMD) o desde Christchurch (NZCH) en Nueva Zelanda, cuando se trata de estudiar objetos sólo visibles en el hemisferio sur, en 2019 ya completó un vuelo científico desde Colonia. Aquella fue una visita 'relámpago' en la que se realizaron más pruebas que investigaciones, pero esta vez viene para quedarse en Europa varias semanas.
Los 20 vuelos nocturnos que tiene previstos realizar durante 6 semanas estaban, en un principio, programados para el año pasado, pero tuvo que reprogramarlos por el COVID-19. De completarse finalmente los vuelos, será la primera vez que SOFIA realiza una campaña de varios vuelos sobre suelo europeo.
¿Qué es SOFIA?
SOFIA, Stratospheric Observatory For Infrared Astronomy, es un avión Boeing 747SP modificado para portar un telescopio reflector de infrarrojos de 2,7 metros (con un diámetro efectivo de 2,5 metros). Esta versión “Special Performance” del fabricante Boeing, concebida para realizar vuelos de ultra largo radio (Ultra Long Range), deriva de la versión original del Jumbo, el B747-100. Para ello, eliminaron secciones del fuselaje del original y modificaron fuertemente otras para reducir peso y así permitir al B747 volar más alto, más rápido y más lejos que ningún otro B747 del momento.
El B747SP que más tarde se convertiría en SOFIA, el S/N 21441, comenzó a surcar los cielos volando para Pan American World Airways en 1977 y fue bautizado posteriormente Clipper Lindbergh en honor a Charles Lindbergh. Bautizo que fue llevado a cabo por la viuda de Lindbergh el día que se conmemoraban los 50 años del inicio del viaje de su marido a Europa.
Más tarde, en 1986, United Airlines compró el aparato y, posteriormente, en 1997, la Universities Space Research Association (USRA) se hizo con el aparato, último propietario antes de pasar a manos de la NASA ese mismo año.
Un año más tarde, en 1998, la empresa Raytheon diseña y construye una puerta en la parte trasera izquierda del avión con el fin de que un telescopio en su interior tuviera acceso al cielo.
La puerta abierta para la observación con el telescopio no afecta de forma significativa a la aerodinámica del avión.
En la zona central, presurizada, se encuentran los equipos científicos y punto focal, mientras que la parte del telescopio que se deja ver por la puerta pasa a través de la pared (Forward Bulkhead) que mantiene presurizada la zona de instrumentación científica y resto del avión. La parte frontal de la aeronave alberga un área de educación y divulgación pública. Usando varios sistemas de amortiguadores, el telescopio está protegido durante la fases de despegue y aterrizaje. Para realizar sus observaciones y no verse perturbado por el movimiento del avión y las vibraciones, el telescopio cuenta con un sistema de transmisión inercial (Fine Drive Assembly) y un sistema de aislamiento de vibraciones. Estos sistemas son incluso capaces de neutralizar los movimientos no deseados provocados por el propio uso del telescopio.
En diciembre de 2009 realiza su primer vuelo como SOFIA y su primera observación, en mayo del año siguiente. Volando entre 38 000 y 45 000 pies (casi 14 000 metros), el B747SP consigue poner a SOFIA en la estratosfera, por encima de la capa de la atmósfera que bloquea el 99% de la radiación infrarroja. De esta forma, los astrónomos estudian el sistema solar de una forma que no sería posible con telescopios en tierra.
Este observatorio móvil permite a los investigadores observar el espacio desde casi cualquier punto del planeta y ayuda a estudiar fenómenos transitorios que a menudo suceden en los océanos, donde no puede situarse ningún telescopio.
Reemplazó al Kuiper Airborne Observatory (KAO), montado en un Lockheed C-141 Starlifter
Como explica la NASA, la mayoría de los objetos del espacio emiten casi toda su energía en forma de ondas infrarrojas y a menudo invisibles cuando son observadas con luz visible. En otros casos, las nubes cósmicas de gas y polvo bloquean la luz emitida por objetos más distantes, pero la energía infrarroja atraviesa estas nubes. En estos casos, la única forma de aprender acerca de estos objetos es estudiar la luz infrarroja que emiten.
En octubre de 2020 SOFIA confirmó, por vez primera, la presencia de agua en la Luna en zonas iluminadas por el Sol y no sólo en lugares fríos y sombreados.
En las largas noches de trabajo de SOFIA, alrededor de 10 horas, estudia el sistema solar y más allá a través de la detección de ondas infrarrojas medias y lejanas recogiendo información de:
Nacimiento y muerte de estrellas.
Formación de nuevos sistemas solares.
Identificación de moléculas complejas en el espacio.
Planetas, cometas y asteroides de nuestro sistema solar.
Nebulosas y galaxias.
Campos magnéticos celestes.
Agujeros negros en el centro de las galaxias.
SOFIA es, sin duda, un pilar en la investigación en el campo de la astronomía y es seguro que su último descubrimiento de agua en zonas iluminadas de la Luna no será la última de las sorpresas. Además, para aquellos que disfrutamos la aviación es un lujo saber que lo tenemos en nuestra región. Puedes seguir su actividad a través de FlightRadar24: [Matrícula (N747NA) Número de Vuelo (NASA747)]. No siempre vamos a tener a este 747SP modificado de 44 años de edad, único en activo de la NASA, sobrevolando los cielos vecinos mientras realiza observaciones del espacio. Presta atención a nuestras redes sociales, ya que en alguna ocasión avisaremos del inicio de alguno de sus vuelos. Disfrútalo.
Fuente: NASA, DLR, SOFIA
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